Durante el siglo XX (alrededor de los años 1910 y 1925) surgieron algunos movimientos estéticos que le imprimieron a la música de este siglo su carácter. Estas corrientes fueron calificadas por muchos autores como “renovadoras” porque reconocían de otros movimientos artísticos como el impresionismo y post romanticismo sus propuestas.
El expresionismo también es reconocido por formar parte de la música atonal, aunque no toda la música producida en el marco de este movimiento puede considerarse como tal.
El expresionismo
Este movimiento estético fue impulsado por algunos artistas germánicos a principios de siglo. En la literatura destacan Georg Trakl, Stefan George y Georges Heim; en pintura Vasily Kandinsky, Oscar Kokoschka y Franz Marc y en música Arnold Schönberg (un austriaco que también era pintor), Anton Webern y Alban Berg, ambos, alumnos de Schönberg.
El expresionismo es una manifestación de ruptura, que se presentó con mucha fuerza en Alemania, alimentada por las luchas sociales y por choques ideológicos. Es en esta época precisamente donde se gesta y desarrolla la I Guerra Mundial, llamada en su tiempo “La Gran Guerra”.
En el surgimiento del expresionismo fue decisiva la amistad de Arnold Schönberg con varios pintores expresionistas alemanes. Albert Montserrat (1974) explica que Arnold Schönberg era cercano a los pintores del grupo Der blaue Reiter (El Jinete Azul), en donde conoció al pintor Kandinsky. Ambos buscaban la representación absoluta de su mundo interior mediante la superación de sus propios medios expresivos. “En esta época Schönberg trabajaba con combinaciones sonoras sin color individual. Lo que le interesaba era el color y el gesto. Kandinsky se entusiasmaba con esa idea, ya que era exactamente la suya y la de otros pintores como Ronault, Braque y Picasso”. Este encuentro ayudó a Schönberg a resolver problemas de ritmo, movimiento y construcción musical, sin la tonalidad como principio.
El término expresionista ha sido usado para calificar una obra cargada de color, violencia y dramatismo, no siempre escrita atonalmente. La estética expresionista entendida en este sentido fue expresada por compositores como Strauss, Béla Bartók y Dmitri Shostakóvich.
Algunos autores consideran al expresionismo como una forma tardía del romanticismo, cuyo énfasis se encuentra en centrarse en los elementos expresivos del arte y en la máxima expresión de la subjetividad del artista, y según otros “la tragedia”. Consideran el expresionismo como un medio para expresar emociones. Así, la intención del expresionismo era la de servir como expresión emocional, pero no fue capaz de lograr esto del todo.
Sin embargo, Albert Montserrat considera que cada frase melódica supone una renovación, la ruptura de que se habló al comienzo, y que las obras de esta época y estética deseaban expresar la reducción del sonido a su esencia más pura, la perfección del lenguaje y no tanto la expresión de las emociones propiamente, aunque sí del mundo interno del artista. Dice Stockhausen: “La música atonal abrirá el camino a la abstracción que desembocará, como se verá más tarde, en la codificación dodecafónica del lenguaje musical. La música atonal [aunque a Schönberg no le gustaba el término porque de por sí era percibido como negativo] fue el vehículo que utilizaron los músicos que serían conocidos con el nombre de Escuela de Viena, de la que Europa musical tuvo noticias hasta 1919” (p.59). Esta Escuela vanguardista en efecto estaba centrada en Schönberg y sus dos discípulos: Berg y Webern. Esta Escuela, en numerosos registros, aparece como Segunda Escuela de Viena o Moderna Escuela de Viena, para referirse a la música clásica europea.
La organización existió físicamente hasta 1925 cuando Schönberg se trasladó a Berlín.
Características del expresionismo musical:
- Armonías extremadamente disonantes.
- Lineas melódicas disjuntas y frenéticas, incluyendo grandes saltos.
- Contrastes violentos y expresivos
- Instrumentos ejecutados con gran fuerza y en los extremos de sus registros
- Un elevado grado de tensión, bien representada de manera vívida y dramática o bien de manera subyacente y contenida.
A modo de conclusión, Albert Montserrat señala tres características en las interpretaciones musicales de esta Escuela:
- Las obras interpretadas eran preparadas con mucho cuidado y fidelidad.
- Se realizaban audiciones repetidas a la misma obra.
- Evitaban considerar las obras de esta estética como parte de la música oficial e ignoraban el éxito y el fracaso de los conciertos.
Referencias bibliográficas
ALBET, Montserrat (1974). La Música Contemporánea. Biblioteca Salvat de Grandes Temas nº 22. Salvat Editores, S.A. Barcelona, 1974.
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