Cuando se está comenzando a tocar un instrumento musical o ya se lleva tiempo en el oficio, uno de los aspectos que más puede afectar la salud del músico e inclusive el sonido, es la postura a la hora de tocar un instrumento. Los beneficios de tocar un instrumento musical son muchos así que lo tienes que hacer de la mejor forma

Cuando ejecutamos nuestro instrumento debemos prestar atención a un sin número de factores como la técnica de cada mano o pie, tener un buen sonido, cuidar la afinación, la agilidad, entre tantos, pero a veces olvidamos revisar que nuestra postura sea la correcta. Por ello, es fundamental conocer cómo debemos situarnos a la hora de practicar nuestro instrumento, qué ejercicios podemos realizar para descansar y respirar siempre de forma adecuada.

En este post les contaremos aquellas malas posturas más habituales al interpretar nuestros instrumentos.

Tocar de pie o sentado sin repartir el peso

La mayoría de los instrumentos musicales pueden ser interpretados mientras se está sentado. Si su instrumento se lo permite, le recomendamos estudiar la mayor parte del tiempo parado para sentir la distribución del peso en cada pie, corregir algunos vicios –como moverse de un lado a otro recurrente e inconscientemente- y proyectar mejor el sonido: siempre hacia arriba. Es un error, aunque poco frecuente, situar todo el peso del cuerpo sobre la punta de los pies, pues esto puede provocar estrés y hacer que la circulación de la sangre en el cuerpo sea más lenta.

En cualquiera de las dos posturas, tocar un instrumento sentado o de pie, es muy importante repartir el peso del cuerpo en ambas piernas y no en una sola. Para esto apoya siempre bien los pies en el suelo, enderézate y mantén la cabeza mirando hacia adelante. Para mantener la mirada a esta altura debes garantizar además que el atril que uses esté a la altura de los ojos o que al menos no te obligue a bajar mucho la cabeza si debes leer partituras.

Colocar el atril por debajo de la altura de los ojos

El atril nuca debe estar, ni más abajo, y más arriba de la mirada. También debe estar centrado. Si se coloca correctamente no se tendrá que forzar el cuello para bajar o subir la cabeza. Con esto te evitarás muchos dolores de cuello como de espalda.

Sentarse con la cadera por debajo de las rodillas

Antes de comenzar a estudiar su instrumento o interpretar una obra, es muy importante que revise si la silla en la que va a estudiar le permite tener la cadera a la misma altura de las rodillas. Si nos sentamos en una silla donde tengamos las rodillas a otra altura, estaremos obligando al área lumbar a adoptar otra curvatura, lo cual puede causarnos con los años una escoliosis. En esta posición también presionamos la cadera y la zona superior del abdomen, afectando al músculo psoas iliaco, que es extenso y potente y es el que permite flexionar la cadera.

Sentarse a un lado

Aunque en algunas posturas formales para interpretar la guitarra clásica, la viola y el violín la posición suele ladearse un poco, la forma más idónea para sentarse es la que permite repartir el peso de forma uniforme en ambos pies porque nos permite relajarnos y hacer que los músculos funcionen mejor a la hora de tocar un instrumento.

Sentarse con la pelvis en ante versión

Esta mala postura puede usarse cuando tratamos de permanecer derechos mientras estamos sentados. La pelvis en ante versión se refiere a cuando presionamos la pelvis hacia adelante y obligamos a la zona lumbar a curvarse hacia afuera, lo cual provoca muchas tensiones en esta zona.

Tocar con la cabeza agachada

Este es una mala postura bastante frecuente, ya porque el atril esté ubicado a una altura inferior a los ojos cuando estamos leyendo partituras o en los que interpretan instrumentos que deben colocarse sobre el hombro, como la viola y el violín. Tocar un instrumento con la cabeza agachada todo el tiempo no solo hará que recibamos todas las tensiones en el cuello, sino que también impedirá que proyectemos el sonido hacia arriba.

La cabeza siempre debe estar en línea recta con la espalda. Cuando estudiemos, acerquemos el instrumento hacia nosotros y no al contrario porque, además de presionar la cadera anterior, presionamos el diafragma.

Tensionar los hombros

Esta posición es muy frecuente, especialmente si practicamos durante varias horas nuestro instrumento. Los músculos del cuello, cabeza y hombros se tensionan (trapecio superior o escápula). Ocurre también cuando subimos los hombros fruto de una mala postura. Estas tensiones acumuladas forman lo que solemos conocer como “nudos”, para lo cual es necesario relajar de cuando en cuando esta musculatura mientras tocamos.

Una mala postura de los hombros también puede hacer que desarrollemos una desviación del omoplato, como alas en la espalda. Lo más recomendable para evitar o corregir esto es practicar con la espalda relajada, manteniendo las escápulas atrás y abajo. También se puede corregir haciendo círculos con los hombros hacia atrás y hacia adelante para relajar la espalda y hombros.

Cruzar las piernas mientras se toca

Esta es una postura típica en los instrumentistas de cuerdas pulsadas como la guitarra. Si cruzas las piernas además de hacer que la sangre circule más lento, también causará una curva antinatural en la espalda y causar una desviación en la columna vertebral. Para que no suceda esto, puedes usar soportes “gitano” o “ergoplay”.

Recuerda también que es necesario hacer pausas activas mientras estudias, estirar el cuello, las manos y los pies.

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